viernes, 30 de abril de 2021

Notas para un diario

Primer día 


  • por la mañana

- Nunca he hecho un dietario, más allá de las listas de tareas que al final del día tachas. Obvio, no es un diario. En mi anterior vida laboral siempre tuve agenda, primero en papel después electrónica, tampoco considero que sea un diario, pero las tengo guardadas.


- Cuando escribo, lo hago al libre albedrío, por imitación de las cosas que me gustan o por influencia de las que me han gustado. A veces me salen ideas que ni yo mismo se de dónde vienen. Como ha dicho Lucía Berlín, “lo escrito dice cosas de mí que no fui capaz de reconocer en el momento en que lo escribía”

 

- Lo más parecido a un diario son las ocurrencias que conservo en las  Notas de mi móvil. Bendita nube iCloud que las descarga en el ordenador para ser susceptibles de innumerables tuneos.

Con ellas he construido relatos breves y versos, nunca un diario. Lo quiero intentar durante tres días.

  • a media tarde

- He ido a nadar. Enjoy acaba de abrir unas piscinas muy cerca de mi casa. Puedo ir andando. Tuve que revisar mi kit piscinero, la goma de las gafas se ha roto al calibrarla. Hace ya tiempo que no las utilizaba y las había guardado, sin estar bien secas.


- Al pasar estaba a la ventana Pilar, la saludé desde la acera. En su día dejó la carrera de Medicina en tercero. Tiene cuatro hijos. Siempre que la encuentro está contenta.

  • por la noche

- “Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y mas te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores”. 

Estas son las credenciales de un tal Colonna redactor jefe de Domani, un diario que se adelanta a los acontecimientos, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder. Colonna es uno de los personajes de la novela “Número Cero”. 

Todo un manual de perriodismo de Umberco Eco.




(348 palabras)

Segundo día

  • por la mañana

- Hoy después del desayuno hago la Cábala Literaria en los pasatiempos del periódico, que resultó ser un texto de Annie Dillard, en “Enseñanzas de mi madre” escribe, la conformidad  rutinaria era para mamá una especie de pecado, era la estupidez misma.


- El armario donde cuelgo la ropa esta petao, pero apenas utilizo una cuarta parte de la barra. Cosas de la jubilación. Tendré que planearme seriamente llevar mi otra vida a un centro de recogida de camisas y chaquetas.

  • a media tarde

    - Salgo a caminar por la pista finlandesa. Recuerdo que fue inaugurada con la pretensión de ser compartida por paseantes y bicicletas. Los carriles se acabaron delimitando a bastonazos. Ahora es peatonal . Hay bastante gente, se va perdiendo el miedo a la pandemia.


    - Cuando vuelvo a casa veo, al fondo alrededor de una charca, como las urracas y los gatos acechan a los peces. Escucho graznidos. Marcan sus territorios, se buscan la vida con naturalidad.


    - Compruebo que Pilar atiende a los mensajes de wapsap de tarde en tarde.

    • por la noche

    Para el oviedismo lo peor, de cara a la afición, es que el sueño del retorno a Primera siempre se va matando poco a poco. Nadie tiene la gentileza de la muerte súbita. Utilizamos justificaciones que suenan a terapia de grupo. La verdad es que acabamos como el ignorante que tira a la basura el décimo de lotería premiado. Necesitamos una transfusión de buenas noticias. Necesitamos alegría, aún más, necesitamos euforia ¡Hala Oviedo, volveremos!




    (246 palabras)


    Tercer día 

    • por la mañana

    - He salido a hacer la compra del pan y la fruta. La puedo hacer caminando con el carro, aunque al volver a casa tengo que salvar alguna cuesta. Hay colas, pero no de racionamiento. Las aceras son estrechas y en ocasiones hay que hacer slalom con la mierda de los perretes.

    Encontré a Pilar, ya está vacunada. Va también con su carro y se detiene para hablar con casi todo el mundo.

    •  a media tarde

    - He comprado unas gafas de nadar y he vuelto a la piscina cuando faltaba una hora para cerrar. En el vestuario he coincidido con los que salían de hacer máquinas. Espaldas, bíceps y cuádriceps tatuados a lo MHYV. Sensación de pingüino en la Costa Maya.


    - De nuevo en casa First Dates, después de zapinear por los Telediarios. Como si no hubiera salido del vestuario, pero ahora ellos y ellas destacan también por sus esculpidos peinados y estudiados piercings ¿estará mutando una parte de nuestra sociedad?

    • por la noche

    - Hoy hace una semana que me han vacunado con Janssen. Un solo picotazo. Inoculación de un vector viral. No he tenido molestias, más allá de la persistencia del pinchazo en mi hombro izquierdo. De cualquier manera, a mi entender, los virus llegan para quedarse. Para ganar. Pero como todo depredador depende de su presa. No puede extinguirnos a todos, pues eso implicaría su desaparición.

    Su recurrencia, como la de la malaria o el sida, surgirá desde las zonas del mundo que todos sabemos cuales son. Mientras las diferencias entre la población mundial sean de todo o nada, nuestra victoria estará amenazada.


    - Si estamos mutando por utilizarse virus atemperados procedentes de los simios, nada de esto me importará cuando sea uno más en la Costa Maya.


     (297 palabras)

                                                                                                                                 


     ©  2021 Texto y foto de Arturo García




    3 comentarios:

    1. Tengo la impresión de que los diarios son para reflejar los sentimientos más que los acontecimientos, en el tuyu sobrevueles sobre ellos ¡y haces bien!

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      1. ... el grado de intimidad en el diario privado es mucho mayor, el autor tendrá un tono más confesional y tal vez revele facetas de su personalidad y pensamiento que no revelaría de otra manera. En el diario público, que se escribe para la galería, es más probable que el autor adopte un personaje, que no se muestre como verdaderamente es, que muestre lo que en ocasiones se ha llamado el “yo diarístico”, de igual manera que el “yo poético” habla en la poesía sin que necesariamente se trate de la voz del autor.

        Sergio C Fanjul

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    2. Muy bueno tu diario. Tienes que continuarlo. Dos acotaciones: no llores por el oviedismo. Los perdedores saben más que los ganadores (dijiste más arriba). Los virus, efectivamente, quieren sobrevivir, por eso les interesa contagiar y no matar a su portador.

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    Gracias por tu comentario.