viernes, 30 de abril de 2021

Notas para un diario

Primer día 


  • por la mañana

- Nunca he hecho un dietario, más allá de las listas de tareas que al final del día tachas. Obvio, no es un diario. En mi anterior vida laboral siempre tuve agenda, primero en papel después electrónica, tampoco considero que sea un diario, pero las tengo guardadas.


- Cuando escribo, lo hago al libre albedrío, por imitación de las cosas que me gustan o por influencia de las que me han gustado. A veces me salen ideas que ni yo mismo se de dónde vienen. Como ha dicho Lucía Berlín, “lo escrito dice cosas de mí que no fui capaz de reconocer en el momento en que lo escribía”

 

- Lo más parecido a un diario son las ocurrencias que conservo en las  Notas de mi móvil. Bendita nube iCloud que las descarga en el ordenador para ser susceptibles de innumerables tuneos.

Con ellas he construido relatos breves y versos, nunca un diario. Lo quiero intentar durante tres días.

  • a media tarde

- He ido a nadar. Enjoy acaba de abrir unas piscinas muy cerca de mi casa. Puedo ir andando. Tuve que revisar mi kit piscinero, la goma de las gafas se ha roto al calibrarla. Hace ya tiempo que no las utilizaba y las había guardado, sin estar bien secas.


- Al pasar estaba a la ventana Pilar, la saludé desde la acera. En su día dejó la carrera de Medicina en tercero. Tiene cuatro hijos. Siempre que la encuentro está contenta.

  • por la noche

- “Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y mas te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores”. 

Estas son las credenciales de un tal Colonna redactor jefe de Domani, un diario que se adelanta a los acontecimientos, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder. Colonna es uno de los personajes de la novela “Número Cero”. 

Todo un manual de perriodismo de Umberco Eco.




(348 palabras)

Segundo día

  • por la mañana

- Hoy después del desayuno hago la Cábala Literaria en los pasatiempos del periódico, que resultó ser un texto de Annie Dillard, en “Enseñanzas de mi madre” escribe, la conformidad  rutinaria era para mamá una especie de pecado, era la estupidez misma.


- El armario donde cuelgo la ropa esta petao, pero apenas utilizo una cuarta parte de la barra. Cosas de la jubilación. Tendré que planearme seriamente llevar mi otra vida a un centro de recogida de camisas y chaquetas.

  • a media tarde

    - Salgo a caminar por la pista finlandesa. Recuerdo que fue inaugurada con la pretensión de ser compartida por paseantes y bicicletas. Los carriles se acabaron delimitando a bastonazos. Ahora es peatonal . Hay bastante gente, se va perdiendo el miedo a la pandemia.


    - Cuando vuelvo a casa veo, al fondo alrededor de una charca, como las urracas y los gatos acechan a los peces. Escucho graznidos. Marcan sus territorios, se buscan la vida con naturalidad.


    - Compruebo que Pilar atiende a los mensajes de wapsap de tarde en tarde.

    • por la noche

    Para el oviedismo lo peor, de cara a la afición, es que el sueño del retorno a Primera siempre se va matando poco a poco. Nadie tiene la gentileza de la muerte súbita. Utilizamos justificaciones que suenan a terapia de grupo. La verdad es que acabamos como el ignorante que tira a la basura el décimo de lotería premiado. Necesitamos una transfusión de buenas noticias. Necesitamos alegría, aún más, necesitamos euforia ¡Hala Oviedo, volveremos!




    (246 palabras)


    Tercer día 

    • por la mañana

    - He salido a hacer la compra del pan y la fruta. La puedo hacer caminando con el carro, aunque al volver a casa tengo que salvar alguna cuesta. Hay colas, pero no de racionamiento. Las aceras son estrechas y en ocasiones hay que hacer slalom con la mierda de los perretes.

    Encontré a Pilar, ya está vacunada. Va también con su carro y se detiene para hablar con casi todo el mundo.

    •  a media tarde

    - He comprado unas gafas de nadar y he vuelto a la piscina cuando faltaba una hora para cerrar. En el vestuario he coincidido con los que salían de hacer máquinas. Espaldas, bíceps y cuádriceps tatuados a lo MHYV. Sensación de pingüino en la Costa Maya.


    - De nuevo en casa First Dates, después de zapinear por los Telediarios. Como si no hubiera salido del vestuario, pero ahora ellos y ellas destacan también por sus esculpidos peinados y estudiados piercings ¿estará mutando una parte de nuestra sociedad?

    • por la noche

    - Hoy hace una semana que me han vacunado con Janssen. Un solo picotazo. Inoculación de un vector viral. No he tenido molestias, más allá de la persistencia del pinchazo en mi hombro izquierdo. De cualquier manera, a mi entender, los virus llegan para quedarse. Para ganar. Pero como todo depredador depende de su presa. No puede extinguirnos a todos, pues eso implicaría su desaparición.

    Su recurrencia, como la de la malaria o el sida, surgirá desde las zonas del mundo que todos sabemos cuales son. Mientras las diferencias entre la población mundial sean de todo o nada, nuestra victoria estará amenazada.


    - Si estamos mutando por utilizarse virus atemperados procedentes de los simios, nada de esto me importará cuando sea uno más en la Costa Maya.


     (297 palabras)

                                                                                                                                 


     ©  2021 Texto y foto de Arturo García




    domingo, 25 de abril de 2021

    Chuso




    Si has dado Play y, tienes paciencia para estar cuatro minutos viendo la muda secuencia de las imágenes te darás cuenta de que va “Familia_Chuso_Fútbol”.


    Estás invitado a ocupar un asiento en la Sala de Actos de la Asociación de Vecinos del Ciudad Naranco. El lleno es total. Vuelvo a emocionarme cuando veo pasar el montaje de las imágenes. Se encienden las luces. Aplausos.


    Hace menos de un mes que Chuso, nuestro Chuso ha fallecido. Necesitábamos hacer algo en su memoria. Su familia seleccionó algunas fotos de las que tenían por casa en cajas de cartón. No las ponemos en álbumes, me dijeron. En tardes de domingo, sobre todo cuando vienen los pequeños a comer, las barajamos una y otra vez  sobre el mantel de la sobremesa ¿este es papá? ¿los gorros de lana los hacía la abuela? Mientras los móviles se las van tragando, para volar después quién sabe por qué cielo digital. Ahora van pasando por la pantalla contando la vida de Chuso y este desde todas sus edades ve, en la oscuridad de la sala, brillar algunas lágrimas.


    Ya en un  primer momento  las asociaciones  de antiguos jugadores, los directivos de aquella época, los cronistas del futbol local y, los familiares más cercanos a él, se sumaron a ocupar una silla en la mesa para tener turno de palabra.


    No puede ser de otra manera, al tratarse de una persona muy querida y carismática en este barrio. Miembro de la mítica familia de los del Nido, pues su abuelo vendía una lejía con ese nombre. 


    Familia numerosa como las de antes. La mía no se le iba a la zaga. Eso nos permitía enfrentarnos en partidos de futbol de seis hermanos contra seis hermanos. Ellos altos y rubios. Nosotros bajos y morenos. Ellos, aún hoy,  dicen que siempre ganaban. Nosotros que cuando lo hacían era por que su padre arbitraba.


    Fueron especialmente emotivas las palabras de sus antiguos compañeros del futbol, contándonos anécdotas, siempre envueltas en el cariño, de cuando los  jugadores compartían habitación en los hoteles. Fue muy especial cuando uno de ellos recordó a Chuso leyendo dentro de la bañera de la habitación. A donde se iba para no molestarlo con la luz de la mesita. 


    En el descanso a mitad del acto, el mayor de los del Nido me comenta: "Si tengo que decir algo de mi hermano es que fue un hombre bueno, un hombre que al comienzo de su vida se encontró ante un futuro rutilante, un futuro que cuando llegaba a tocarlo con las manos se le esfumó repentinamente. De tener una oferta para jugar en el Real Madrid a tener que dejar el futbol a los veinticinco años. Casi a la vez se le rompe el matrimonio ¡y tiene dos hijas a las que adora, como adora a su mujer! ¿Cómo se digiere eso? Él lo hizo con entereza, en silencio y derrochando amor”.


    Es poco conocido que a Chuso le gustaba escribir y lo hizo. Por eso para cerrar el acto se leyó un relato suyo: "Había hecho el bachiller con los Escolapios, merced a una de esas escasas becas que concedían los curas a los buenos estudiantes, fui monaguillo en el colegio, por eso me la dieron”. 

    Continua “acabado el bachiller destacaba en el Real Oviedo juvenil, por lo que me notificaron que pasaría al Vetusta de la tercera división, en el equipo de mi ciudad. ¡No había guaje más feliz en el mundo! 


    Y su padre nunca estuvo lejos  “a pesar de la estrechez de nuestra economía familiar (mal endémico en aquellos tiempos) mi padre me costeó un encierro de casi tres meses en un pueblo apartado en la montaña, con el propósito de mejorar mi físico, ya que media 1.80 y pesaba 60 kg “ y aquél chaval sin mas dirección que su propio entendimiento, “provisto de unas pesas artesanales, empecé a entrenarme en aquellas soledades” 


    Después de desayunar con el alba, salía al monte, siempre hacia arriba “dejando atrás, camino de sus tareas, a los labradores que me informaban de senderos y fuentes, pensando en su interior que no estaba muy cuerdo” 


    Sigue “Yo subía por veredas formadas por los animales y pastores durante siglos. En los claros y majadas, las vacas rumiaban inmóviles como estatuas, salvo el rabo fustigador de moscas y tábanos, oteando ensimismadas el fondo de los valles y las laderas de enfrente”


    “La luz era intensa y el aire perfumado por las hierbas y las flores … cruel destino el de aquellas pequeñas flores violetas y naranjas que desaparecerán aplastadas por las pezuñas y los excrementos de las vacas, en las cuadras compartidas por animales y hombres”.


    Y concluye “Seguía corriendo y era como hacerlo en una montaña rusa, subir trabajosamente las cuestas, bajando inmediatamente las pendientes sin freno, ganando velocidad con la inercia hasta caer saliéndome del camino, rodando, riendo alocadamente, feliz por no haberme roto nada y gozando del descanso después del esfuerzo". 


    Que sea en paz, vecino. 



     
    ©  2021 Texto de Arturo / Milio / Chuso en 825  palabras
    ©  2021 Arturo García, collage fotos (cortesía de los del NIdo)

    domingo, 18 de abril de 2021

    Con ton y son

    Muchos años después, paseando por la ciudad, Aure Garcia había de recordar aquella tarde remota, en que su padre lo llevó al parque para hacerle una foto. 

    Le gustaban los viajes de ida, sin vuelta. Como cuando se visitan los lugares de la infancia. Su ciudad los brindaba. Siempre la paseaba sin saber del todo a donde dirigirse. En ella los pasos nunca eran perdidos. 

    Volvió a la niñez ante aquel conjunto escultórico, otra vez Josefa la Torera”, ahora en bronce a tamaño natural, con su talle ancho y calzada con perennes manoletinas de lidiadora, aunque hubiera ejercido de fotógrafa. Su brazo derecho dentro de una manga negra que le permitía manipular los negativos por dentro y al fondo de un cajón, la cámara-minutera. Su mano izquierda por delante ajusta el fuelle, para enfocar sobre un caballo de cartón a los niños. 

    Aure revivía su momento Foto Paradiso”: la Torera removiendo con mano experta aquel negativo aún blanco en el cubo de agua y, mostrándole cómo surgía su imagen ecuestre. 

    Absorto aún en el recuerdo, tuvo que hacerse a un lado ante la imperiosa disputa por ocupar la silla-selfis que la Torera brinda a los mirones. Los efluvios de una rosaleda le compensaron. 

    No tenía intención de consultar el mapa plegado que llevaba en su bolsillo, en él se ubicaban las más de cien esculturas diseminadas por su ciudad, ya iría tropezándose con ellas. 

    Al otro lado de la calle , en la esquina de la plaza, una madre sentada con un niño sobre los muslos, a modo de virgen románica, de casi dos metros y de 800 kilos de color gris oscuro deja al descubierto las redondeadas y obesas formas características de su autor colombiano. No tiene más remedio que oír a un joven corrillo, en modo sábado a las seis de la tarde ¡Si, sin troleos, hemos quedamos aquí en la “Gorda”! 

    Eligió perderse paseando hacia el antiguo mercado, reconoció la ferroviaria estructura que albergaba más de cuarenta puestos con productos de alimentación y cuidada presentación. Férreo edificio rodeado por una hilera de más de ochenta puestos, con toldos rotulados en sus viseras como pretencioso Eje Comercial”. Alojaban variopintas ofertas desde flores hasta zapatos, batas, pijamas y ropa interior de grandes tallas, que abanicaban y medio tapaban a las Vendedoras del mercado” sentadas en el suelo. Esculturas de las mujeres que desde los alrededores de la ciudad  subían a vender sus vasijas de cerámica, junto a otras que ofrecían productos de los huertos y frutas de temporada. Puro y duro kilómetro cero. No interesó conservar su actividad y acabaron por ser expulsadas. 

    En esta levítica ciudad quienes han vivido su pasado, acaban en figuras de bronce. Continuó caminado, la saliva le supo a metal. 

    Fuera de la zona de los mercados, no tuvo qué ir muy lejos para cruzarse con tres caballos con el cuerpo, cabeza y patas cubistas. Asturcones de tamaño natural colocados en  triángulo a ras de tierra. El grande mira hacia dos mas pequeños.. Sobre el plano lomo de bronce, un abuelo se empeña en montar a horcajadas a su nieto. Va manca-lu”. Practica un deporte de riesgo sin casco, apresurado por subir a Instagram la imagen con un estamos aquí”. 

    En su viaje sin vuelta. Encontró al entrar en la calle peatonal casi delante de la fachada del Teatro de los renombrados Premios, aquel Culis monumentalibus”, bronce embetunado en negro a cuatro metros de altura, sobre un pedestal de granito. Culo monumental de nalgas redondeadas, repetidas por ambas caras. Manifestación del humor bizarro del alcalde de entonces, ofrecido sin ton ni son a sus incondicionales como tótem falocrático. 

    El ambiente en el resto de la calle no le llamó la atención, es clónico del centro de cualquier ciudad del país, franquiciado por los mismos tipos de tiendas El pasado martes, en Preciados vi el mismo escaparate”. Aure rodeado de alienígenas del planeta finde, solo reconocía a su ciudad del primer piso para arriba. 

    En el siguiente cruce pasó al lado de un edificio racionalista, elegante, sobrio, gris, de diecinueve plantas. Recordaba su denominación popular, la jirafa. Al día de hoy, una vez rehabilitado ofrecía apartamentos de lujo y oficinas como Jirafa-Élite”, proclamaba una placa en la fachada. 

    Da la sombra metropolitana perfecta para Woody Allen. Que pasó por allí y en bronce fue atrapado a tamaño natural, casi siempre sin gafas. Ahora se esfuerza en poder leer la placa que a sus pies reza: “Esta ciudad es deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera, es como un cuento de hadas”. Firma W.A. 

    Pasarle la mano por el hombro y robarle la consabida foto es todo uno. Lola, que bajito es” “Si Manu, pero muy inteligente”. Aure reparó en que era un poco más alto, pero en súbita introspección no se consideró ni la mitad de listo.  

    Por querencia natural se dirigió hacia la catedral, cuando ya la veía, reparó en el grupo escultórico que frente a él también la miraba. Le era muy familiar aquel hombre de pie, como acabado de llegar a la ciudad. Se vio bajo su sombrero de ala y se percató de que el abrigo sobre los hombros era el suyo. Le pertenecían las maletas y aquel baúl, contra el que apoyó su paraguas. No pudo palparse, no tenia saliva. En bronce junto a su equipaje, descansaba sin pedestal en aquella plaza. “El regreso de Aure García”. 

    Atrapado en el remoto lugar del que nunca se vuelve, no pudo escuchar “Aure ¿Qué haces aquí en el Viajero? Habíamos quedado en la Gorda. Estás empanao"


     ©  2021 Texto de Arturo García en 945  palabras

    domingo, 11 de abril de 2021

    El reto de la despoblación

    ¿Basta con lograr que haya más gente?


    "El futuro del campo no solo pasa por la agricultura”. Se necesitan objetivos viables en “lugar de grandes planes”,  Nos advierte en sus declaraciones, Luis Antonio Sáez, responsable de la Cátedra de Despoblación de la Universidad de Zaragoza. 


    Hace unos cinco años, la despoblación eclosionó en la agenda política y mediática. “De partida poner el foco en esta cuestión puede resultar perverso: se ha convertido en un comodín para rellenar huecos”. Aunque es bueno que se aborde lo territorial bajo el concepto de la vertebración, nos dice.


    El diagnóstico no pasa por establecer el umbral de población en la Alcarria o en  las Merindades. Dando prioridad al que más se queja, al más pesimista o al que más se indigna. Hay que analizar el mundo rural desde la diversidad más que desde la disparidad. 

    Las personas  centenarias del planeta se localizan en zonas rurales y los más longevos de España están en las provincias más despobladas. 


    ¿Como puede ocurrir esto si es tan malo el sistema sanitario en estas áreas? En educación pasa algo parecido, los mejores indicadores de las evaluaciones europeas, son los de  Castilla y León. ¿Solo es una paradoja?


    Decimos que la despoblación, en sentido aritmético, se puede corregir. Y esto no es cierto, necesitamos un modelo basado en la competencia de las personas. Tenemos que trabajar con otros parámetros. Vivir en baja densidad demográfica puede tener ventajas. En gran medida el proceso contra la despoblación va lento, porque muchas cosas de las que se prometen son inviables. Querer abarcar todo es frustante.


    "La idea no tendría que ser tanto llenar la España vacía como sostener ecosistemas que, aunque con densidades demográficas modestas, impidan que estas zonas estén en muerte biológica", por usar la expresión de Delibes.


    Si se acaba compitiendo en a ver quién está peor. Siempre se piensa en el pasado, en lugar de plantear: pedimos ayudas porque tenemos estas ideas.  Proudhon decía que la propiedad es un robo. ¿Le pedimos cuentas ahora a los romanos? ¿O a Napoleón? El agravio es una actitud incrustada en la política española. Esto no es nuevo. Ortega y Gasset, en sus intervenciones parlamentarias, ya hablaba de la España díscola y la dócil. 

    En nuestro debate esta ausente la lealtad, que cierto es una palabra que contiene la Constitución alemana.


    El 88 % de la población española se concentra en 1.302 municipios, que ocupan el 29 % de la superficie del país. El 12 % restante vive en el 71 %. Un informe del Banco de España en 2020 subraya que en España tenemos los mayores desiertos de Europa, pero también las mayores aglomeraciones urbanas.


    En este escenario dispusimos de unas directrices de marzo del 2019, que se pasaron a un borrador de la estrategia para el reto demográfico en las comunidades autónomas y recientemente en Consejo de Ministros se aprobó un plan para el reto demográfico que contempla hasta 10.000 millones de inversión. 


    Pero ¿vamos en la buena dirección?


    La explosión de la economía verde, en el marco de la transición ecológica, está llenando el campo de plantas eólicas y fotovoltaicas. ¿Se ha convertido la despoblación en un negocio para muchas empresas?


    No ignoremos las disparidades, debemos ser capaces de encajar las desigualdades de una forma complementaria y no aprovecharlas para la confrontación. Nos la jugamos  dotando a los diferentes territorios de actividad socioeconómica, basada en personas que quieran hacer de lo sostenible su modo de vida. En nuestra sociedad, hay conocimiento y saber hacer suficientes, para descartar esta posibilidad por utópica. 

    Evitemos, en la definición de las alternativas locales conforme a lo global, los espejismos: como ha sido el caso de los nuevos aeropuertos o pueda ser repoblar con hípsters pueblos abandonados.




    Texto basado en publicaciones de prensa ( 639 palabras )

    lunes, 5 de abril de 2021

    Mi ciudad

    La contemplo desde una ladera del monte, mas alto que el horizonte. Desde su espalda norte por donde un Cristo con los brazos en cruz descuelga la niebla. Tiene poco más de  doscientos mil habitantes. Puedo verla casi completa. Es pequeña y grata con el paseante. Más tarde, cuando baje al centro, seré uno de ellos.


    Mi ciudad desde aquí, excepto por las cumbres que la circundan por el sur, no ofrece una sky line de tarjeta postal. Pocos turistas de obligado selfie, saben que se llevan de fondo la imagen de una  montaña donde los visigodos escondieron, después de la invasión islámica, parte de su tesoro y reliquias. Monsacro, monte sagrado,  en el que se cruzan la ruta de la plata, con el camino de Santiago, la hizo Corte en lejano siglo.


    Ahora a media mañana de un día claro, y nubes altas. Mi ciudad no tiene complejo por mostrar su cuerpo de edificios desordenados. Los tejados de color más apagado delatan  su casco antiguo alrededor de la catedral. Como un ruedo de casucas corcovadas, como una tertulia de maledicencia, apoyadas unas en otras. Ofrecen la limitada mirada de sus ventanas y de vez en cuando un guiño cuando reflejan la luz. Aún estamos aquí, me dicen.


    En uno de sus extremos, cerca de donde mi ciudad se hace campo, destaca un mamotreto de hierros blancos, frustrado Palacio de Congresos. Una abatida cola de un gigantesco pavo real, es ahora visera bajo la que hubieran tenido que pasar miles de ciudadanos, atraídos por eventos de todo tipo o a comprar, o a tomar algo o ¿al  cine? …   En el deshabitado palacio. solo los  gatobardos hacen ronda nocturna. Mantiene su parking, con cuatro puestos de trabajo. Es un saldo a la venta.


    Cerca se acierta a distinguir la antigua plaza de toros, que perdido el eco, de su arena sin huellas se  han apropiado fresnos, avellanos y matorrales diversos. Se desmorona, rodeada de melancólicos edificios de nueve o diez plantas. Fueron el antiguo hospital universitario, hoy trasladado a una flamante y vanguardista zona, donde mi ciudad se hace conurbación.


    Desde aquí escucho el reloj de la torre de la Caja, da las doce y después el himno regional que reta a la inmóvil y cercana bandera nacional de cincuenta y cuatro metros cuadrados sobre mástil de veinticinco metros. Disculpas por  ser tan preciso con los números, necesito ahorrar adjetivos.


    Por el norte, cuando mi ciudad se inclina suavemente buscando el valle central, se distinguen los abandonados talleres de la antigua fábrica de armas, por sus cubiertas en diente de sierra, esperan  nuevos tiempos, bostezando por sus grandes portones. Mientras, van tragando  simulacros culturales, películas al aire libre, salas de efímera arquitectura, un autocine, conciertos indies y mucha tramoya minimalista de arte povera. No vayan a pensar que por aquí no estamos a la altura de New York. Hace unos años que los  ponemos a punto para actividades paralelas a la  entrega de nuestros afamados premios. Concedidos a personajes muy famosos, que por unos días colocan a mi ciudad en la champion league mediática. Justo al contrario de los Nobel que suelen prestigiar a desconocidos. Maldito Dylan. Bendito Cohen.

     

    Cerca la autopista de salida a la costa, arrulla a una iglesia prerománica, y a lo largo de un par de kilómetros el siglo ocho y el veintiuno van de la mano. Dicen que el roce puede acabar con el amor, para evitarlo la política local y los expertos de turno difunden todo tipo de ocurrencias infográficas: un lago en un entorno de bosque, o perforar con la entrada/salida de la autopista los talleres colindantes. El papel lo aguanta todo.


    Ya casi es mediodía, bajo al centro de mi ciudad. Ahora casi no saludo a nadie, en otros tiempos para mí, cada esquina era una conversación. Limitado el aforo en bares y tiendas. las terrazas trepan por sus zonas peatonales. Es el negocio de nuestro ocio de cada día, al parecer esencial.


    La mañana agradable y soleada me invita a tomar una buena ración de pulpo. 

    Después del café doy un paseo por el parque, veo como su templete de música se cae a pedazos, y sus fuentes están secas. Han desaparecido pavos, ardillas y tordos. Hoy es un territorio de los perretes urbanitas, que hasta tiene su cacacan. En el interés de la gente Mafalda ha sustituido a Josefa la Torera, fotógrafa analógica de niños que ahora es de latón. 


    De momento sus fuentes históricas se han salvado de ser convertidas en tiestos como así le ha ocurrido a otra que instalada en una claustrofóbica plaza y ante las protestas de los vecinos por su ruido y humedad, fue reconvertida en uno de los maceteros mas caros de nuestro país.


    Al salir del parque compruebo que los bancos arcoiris de la plaza donde los jubilados ahorran sus pasos, se han sustituido por cartesianas bancadas sin barrotes, no vaya a ser que vuelvan a las andadas pictóricas esos que cada vez pueden menos. Para la autoridad municipal de alcanforado porte e inusitada pluma, han sido su obsesión. Ahora parece que la ha sustituido por qué las fuentes funcionen de nuevo. 


    Mi ciudad cercada y habitada por la mediocridad, Añora un jefe o una jefa.

    ¿Podrán lobos y corderos del urbanismo pactar la calificación del suelo?

    Sus cicatrices lo reclaman.





      © 2021 Texto de Arturo García en 900 palabras

    jueves, 1 de abril de 2021

    Inteligencia Artificial (IA)

    ¡Oye Siri!

    Ajá …

    ¿Cuánto es cero dividido por cero?

    Imagínate que tienes cero galletas, y las repartes entre cero amigos ¿Cuántas galletas le tocan a cada amigo? 

    No tiene sentido ¿lo ves? 

    Así que el Monstruo de las Galletas está muy triste porque no tiene galletas y tú estás muy triste porque no tienes amigos.


    Este diálogo entre una persona que pregunta y una máquina que responde, demuestra que estamos ante una tecnología viva, que plantea hasta dónde nos puede llevar.

    Una vez superado el mito sobre la inteligencia como algo reservado a los seres racionales, algunas cabezas pensantes, humanas por supuesto, buscan en las máquinas la inteligencia artificial.

    Para controlar este futuro, tan desconocido como estratégico, Estados Unidos y China pugnan contrarreloj . No solo por llevar la voz cantante, sino también por definir el devenir de nuestra sociedad. 


    Kai-Fu Lee, Taiwan 1961. Científico informático, empresario y escritor estadounidense. Ha desarrollado un sistema de reconocimiento de voz continuo e independiente del hablante.


    Kai-Fu considera cuatro ámbitos:

    Uno es el que ha denominado “IA_Internet” y está basado en el uso diario que hacemos de las redes. Sabemos que sus algoritmos aprenden a partir de nuestros datos, y elaboran contenidos personalizados. Google, Netflix o Amazon nos han acostumbrado a ello, mostrándonos publicidad a la carta o directamente sugerencias de contenidos.

    Otro el “IA_Negocios”, es el definido por la inteligencia artificial aplicada al comercio de bienes y productos. Sectores como el bancario o el asegurador llevan décadas jugando esta liga. Ningún banco que se precie otorga un préstamo sin haber analizado previamente a su futuro cliente. 

    La diferencia es que, mientras los humanos establecen correlaciones basándose en la lógica del causa y efecto, las máquinas son capaces de procesar millares de variables aparentemente carentes de valor e importancia para una persona, pero que en conjunto permiten crean una panorámica mucho más completa, que permite afinar el tiro

    El ámbito de la “IA_Percepción”, está incluido en el entorno de cualquier aparato que disponga de sensores para recopilar todo tipo de datos. esto nos hará más transparentes y estaremos ante infinitas posibilidades. Puede que no terminemos de ver el sentido a que nuestra Thermomix se conecte a internet. Hablaremos dentro de unos años, cuando nuestro ayudante de cocina se chive a nuestro médico sobre los desequilibrios de nuestra dieta y esto afecte a nuestra credibilidad ante él.

    Con “IA_Autónoma”, por último Kai-Fu identifica la capacidad que tendrán las máquinas para actuar de manera proactiva, incluso mejorándose a sí mismas. El culmen se producirá cuando superen las capacidades de los seres humanos. Algunos gurús del mundo digital, creen que hacia 2045 lo harán. Hoy día ya no podemos ganar a las máquinas diseñadas para competir con nosotros en ajedrez. Pasan de nosotros para entrenarse, lo hacen jugando contra ellas mismas.


    Avanzamos de forma multivariante teniendo las referencias de estos cuatro ámbitos Unas veces sincrónicamente, otras no. El desarrollo de la inteligencia artificial transcurre en este mapa que no tiene fronteras rígidas, pues si vocación de limitar un imperio.

    Una mancha de aceite que hace tiempo apareció para quedarse… con todo. 

    Preguntemos de nuevo:


    ¡Oye Siri!

    Ajá …

    ¿Qué es la Inteligencia Artificial?

    La capacidad de razonar de una agente no vivo.

    No tiene sentido ¿lo ves?

    Así que el Monstruo está muy contento porque comerá tus galletas y tú estas muy triste porque habitarás la soledad digital.




     © 2021 Texto de Arturo García  con 596 palabras, dedicado a Juan Eugenio Ramos